Uno de los problemas del tabaco es que el 85% del humo que desprende un cigarrillo no es inhalado por el fumador, sino que pasa al ambiente y lo inhalan las personas que comparten los espacios cerrados. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer ha declarado al humo de tabaco como cancerígeno ambiental y pertenece al grupo A de sustancias para las que no hay un nivel seguro de exposición (como el asbesto o el cloruro de vinilo) . Ninguna persona debería estar expuesta al humo ambiental de tabaco, particularmente en su jornada laboral. La Ley 28/2005 significó un importante avance en la protección del derecho de los no fumadores en el medio laboral. Después de su entrada en vigor, 7 de cada 10 personas creen que la ley fue un acierto . Los estudios de marcadores ambientales ofrecen resultados positivos tras la implantación de la ley. Según éstos, los niveles de nicotina ambiental se redujeron el primer año significativamente: un 96% en los centros de trabajo privados, un 65% en las administraciones públicas, un 67% en las universidades y un 94% en los restaurantes libres de humo. En restaurantes con zona de fumadores, la reducción fue del 37% y en disco/pubs fue del 51%, en ambos casos no significativa . En los camareros de bares sin humo se redujo su nivel de cotinina un 56% .
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