Los primeros en aprovechar la ventaja de la contraestación fueron los exportadores de fruta chilenos hace treinta anos, llevando a cabo entregas considerables de manzanas, uvas de mesa y fruta de hueso a los EE. UU. A comienzos de 2008, estas exportaciones sufrieron una caída radical; fueron sustituidas por artículos nuevos. Los arándanos frescos, que registraron unas ventas récord, y las cerezas chilenas animaron el comercio exterior salvando su balanza.
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