Objetivos. Descubrir el efecto de las epidemias de influenza sobre la mortalidad y determinar el criterio más apropiado para predecir la magnitud de ésta, a fin de brindar un método que alerte precozmente de la gravedad de una epidemia de influenza. Métodos. El estudio se realizó en La Capital, departamento de la provincia de Santa Fe, Argentina, durante el período de 1992-1999. Para lograr el primer objetivo se llevó a cabo un análisis retrospectivo de los datos de mortalidad por neumonía e influenza en personas mayores de 65 a?os, utilizando el método autorregresivo integrado de promedios móviles (ARIMA, por el inglés auto-regressive integrated moving averages). Con él se determinó el exceso de mortalidad atribuible a las epidemias de influenza. A fin de alcanzar el segundo objetivo, se efectuó un análisis de regresión para estudiar la relación entre la morbilidad semanal por influenza y la mortalidad mensual por neumonía o influenza en personas mayores de 65 a?os. La morbilidad se expresó mediante tres medidas resumen calculadas a partir del número de casos notificados durante las primeras 35 semanas epidemiológicas del a?o (ocho primeros meses calendario): la suma total de los casos notificados semanalmente, su desviación estándar y su número en la semana invernal en que hubo más casos. En este análisis se incluyeron el tipo y el subtipo de influenza. Estos cuatro parámetros (el tipo y subtipo de influenza, junto con una de las tres medidas resumen) se compararon entre sí con respecto a su poder para explicar la mortalidad registrada durante los primeros ocho meses del a?o. Resultados. Se produjeron epidemias en la estación invernal de 1993, 1995, 1999 y en la primavera de 1997, estaciones en las que se identificó un exceso de muertes asociado a la circulación de una cepa predominante del virus de la influenza de tipo A, la H3N2. Este patrón de exceso de mortalidad es típico de cepas de la influenza del tipo A (H3N2). Durante los inviernos de 1994, 1996 y 1998 no se produjeron epidemias a pesar de haber estado en circulación el virus de la influenza de tipo A (H3N2). En las estaciones invernales relacionadas con la circulación de cepas de la influenza de los tipos A (H1N1) (1992) y B (1997), cuyos patrones suelen asociarse a una baja mortalidad, tampoco se detectó un exceso de muertes. Conclusiones. El número de casos de influenza semanales notificados durante el pico de la estación invernal resulta el mejor parámetro para estimar el impacto de la influenza sobre el número de defunciones.
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