El contexto socioeconómico guarda relación significativa con las tasas de homicidio y de suicidio1. Por un lado, se plantea que las condiciones socioeconómicas adversas incrementan las tasas de homicidio y de suicidio en una población por el incremento de los comportamientos agresivos y violentos tanto hacia otros como contra sí mismos2. Y por el otro, se considera que el malestar socioeconómico solo incrementa los homicidios, con reducción o mantenimiento de la tasa de suicidio, lo que resulta en aumento de la proporción entre homicidios y suicidios, es decir, en países con situación socioeconómica favorable, se reducen los homicidios y se elevan los casos de suicidios porque, si no se encuentra una causa externa al malestar, como desempleo o pobreza, la violencia hacia a uno mismo se multiplica3. De la misma manera, se postula que las situaciones de conflictos armados, o guerras propiamente dichas, afectan a la tasa de suicidios; las muertes por suicidio se reducen significativamente y las muertes por la guerra se multiplican de modo exponencial4.
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