El primer viaje en coche-cama se realizo entre Madrid y Hendaya en 1880, y muy pronto le siguieron los viajes desde la capital a Sevilla y a Barcelona y desde Barcelona a Lisboa. Aquellos viajeros fueron sin duda unos grandes privilegiados al contar con aseos en el propio departamento de dos camas, así como por poder disfrutar de las ventajas del sistema de rodadura por boges (del inglés bogie) en la estructura de la locomotora, sistema que sustituía al de ejes, permitiendo coches más largos y estables, que hasta 1911 no se extendería al resto del ferrocarril.
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